lunes, 14 de diciembre de 2009

De puente

-Mira, cuando tenga dinero nos iremos de puente.
-Pues... entonces, nunca.
-Sí, sí, será un año de estos...
-No importa, mientras nos queramos, está de más la salida.
-¿Qué tiene que ver el cariño con el ir o no a algún lado?
-Nada. Olvídalo.

Las dialogantes son dos mujeres. Se han encontrado en el cuatro ruedas por casualidad, cosa que les da subidón, como el resto de viajeros aprecia por sus gestos de agrado. Ambas, por lo que cuentan, son interinas. Sólo salen de su casa para trabajar por horas, y regresan a ella para seguir trabajando. La progenitora presume de hacerlo "de sol a sol", cosa que lleva a su hija a un suspiro. Otro viajero interpreta -el suspiro- por un "menos mal".

Tres surfistas llaman la atención por su juventud, casi insultante, a dos veteranos en el registro de seres vivos; y las conversaciones de unos y otros se superponen desparejadas e imponen ritmo de rap a las frases sueltas: "Mañana hago 88 años/no jodas que lo has dejado/mis hijos ya no se acuerdan de mi cumpleaños/ la tía es una colgada que te cagas/recuerdas a Vitorino el de la Mercedes/ me mola la quedada/las gusanas se pudren pronto/venga, tíos, que hemos llegado, coged las tablas/en la residencia se murieron ayer tres/(...).

El bus sigue rodando. La conductora explica a tres extranjeros, que van en dirección contraria a la estación, que se bajen en la próxima parada. Los pavos ríen sin entender nada. Por supuesto, en la siguiente parada no se bajan. Llevan un mapa de la ciudad al revés. Un alma caritativa se lo apunta, y como "mí no entender" es la respuesta, los puntos cardinales se obcecan en darporculo.com a los turistas.

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