lunes, 28 de junio de 2010

El novio de Teresa

"El novio de Teresa lo está pensando, si casarse en diciembre o hacerlo en marzo. Dice Teresa que si quiere casarse por qué lo piensa...". La copla de Jarcha se expande libre a bordo del autobús municipal. Los viajeros callan. Los que acumulan años saben que no hay libertad sin cadenas; éstos asumen como canto propio  "este sufrir por todo que ahora me ensancha..."  No es pegote ni adorno literario para nadie lo de que "esta ansía que entra tan de repente, sin saber ni por donde ni por qué viene, debe ser algo que nos busca hace tiempo sin encontrarnos". Pero, las melancolías no las barre el viento; se las llevan las pleamares de una en una y el je, je, de las olas las devuelve en la suela de las chanclas.

La playa, hoy por hoy, sigue siendo gratis; a los muertos se les despacha en un pis-pas- para ellos las estaciones sobran y, tanto en verano, como en invierno, los vivos escuchan al prójimo con la atención puesta en otro quehacer. Vienen a ser los ruidos de un motor que aburre. ¡Olé, olé! Ahora, hay un grupo que vende dos periódicos al precio de uno. Dentro de poco esos mismos diarios informarán del aumento de la tirada. Nadie les llamara cínicos por propalar media verdad. Algo de bueno había de tener la crisis: dos por uno. 

Qué cosa más terrible ser peón de mal amo. En los campos del alma crece el barbecho; la conciencia sin embargo dicta el embuste: crece el cereal y habrá buena parva. Las ruedas del autobús gritan al conductor que basta ya de dar frenazos y el volante sospecha al oírles que lo que quisieran es ser sevillanas y salir por tanguillos en la mañana del último domingo de junio.

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