jueves, 5 de agosto de 2010

Chorradas


-En el horizonte queda el rastro de su estela. Ni delfín, ni ballena, ni velero haciendo risas. Es el alma de un niño que anoche se fue a ver de cerca las estrellas.
-¿Te ha dado por la poética?
-No, que yo sepa.
-Entonces habla más sencillo.
-¿Cómo qué?
-Pues eso, que estamos en agosto, que todo es jolgorio y que no hay lugar para tristezas.
-Ya. Ya. Entendido.

El niño que se fue a visitar a Orión no sabía que la ciudad ardía en fiestas. Ni tampoco los viejos refranes que manejó la gente antes de que la aldea global y la concisión que lleva consigo la inmediatez vacua les haga parlar en un castellano rico en ‘vale, mola y guay’.


A la manada, la estampida al sol le gusta; va en sus genes implícitos el polvo y el rayo que retira el aliento, la sonrisa y la palabra.  Cuántas, cuántas generaciones ya en el sueño. Más, todavía no hay quien ose contar si hay un después tras decir amén al infinito.


En el autobús municipal, no había ayer un sólo viajero que desconociera  que José Luis Rodríguez Zapatero, presidente de España, cumplía 50 años. Lo dijo la radio y todos, adultos, jóvenes y niños largaron largaron, en pro o en contra, algo.

1 comentario:

  1. Cincuenta. Ya es mayorcito para hacer las tonterñías que hace.

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