jueves, 10 de junio de 2010

Hormigas

El nordeste amanece hecho un escobón de escajos. El viento descorre raudo las cortinas al día. En un plis-plas manda a paseo a las nubes y se da el gustazo de los azules. Pero, son las hormigas, y no el sol ni el cielo, los personajes que esta mañana dan fuste a la charla de dos amigos en el autobús municipal. Los insectos se han atrincherado en la cocina de uno de ellos. El afectado canta sus desdichas a tumba abierta y los que prestan atención al problema que narra, visualizan el horror de ver una tortilla de patatas colonizada por los diminutos bichos.

-Chico, estoy de los nervios.
-Consuelate. Pasan cosas mucho más graves en el mundo.
-Ya. Pero estoy harto de cenar mi plato favorito con hormigas.
-Abre el grifo y dales una ducha. Verás que pronto desaparecen.
-Ya lo he hecho. No da resultado. Han aprendido a nadar.
-Eso te pasa por ser ecologista. Si usarás Matón, no quedaba una.
-Por mí que se mueran todas.
-Todas no. Los litófagos cumplen una misión en la cadena trófica.
-Pues te juro que les hacía un ERE encantado de la vida.

Lo curioso de ir en un transporte colectivo, resalta una gorda modelo Botero, es que los disparates se confunden con dogmas de fe y las ironías con fuegos fatuos. Cierto, cierto, le responde un meláncolico desteñido por la prisa. ¡ Ahí queda eso!, regurgita la voz de un deportista y la vieja que monta a trotecillo lento en el bus para ir a clase de pilates sueña con que los nietos le digan guapa. La tunanta sabe de sobra que ninguno le dirá: "Abuela, la pechos te cuelgan de la cintura".

1 comentario:

  1. Lo peor son esos insectos que se han dado en llamar moscas cojoneras y que no nos dejan trasnquilos ni aunque te gastes 7 botes de fli.Feliz firma en la Feria del Libro

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